Empezar una nueva vida con el inglés a los 38 años

Pregunta:

Hace un tiempo un miembro de mi familia y yo abrimos un restaurante. El negocio actualmente va de maravilla.

¿Pero qué ocurrió? 

Que al mes de estar allí, me di cuenta que yo no quería aquello, ya que vives para trabajar.


Todos mis sueños se fueron al carajo, no los encuentro ni los veo, y me he planteado dejar el restaurante, pero claro como está el mundo ahí fuera, da mucho miedo.

Soy un poquito valiente, estuve 3 años viviendo en un país anglosajón. De ahí vino mi pasión por el inglés. 

Pero ahora en camino de cumplir los 38 veo que no tengo nada claro. 

Encima lo que quería estudiar, magisterio, o filología, tendría que ser el resultado a largo plazo, y la verdad es que al tener ya 37 años.

En uno de tus posts dices que no hay que acomodarse, ya que de lo contrario pasará lo mismo que a tus 2 amigas ingenieras, y yo en el negocio aprendo muchísimo todos los días, pero no soy feliz allí.

Mi pregunta para ti seria: ¿Debería aguantar, y mientras tanto estudiar algo por mi cuenta? 

Almudena

Nota: He reproducido solo un extracto de la carta.

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Respuesta:

¿Por qué razón doy respuesta a estas preguntas que son de psicología y no realmente de inglés?

Porque todo está unido.

No somos compartimientos estancos. Uno no dice: "Voy a estudiar inglés" o "Voy a ser profesor" o "Voy a conseguir esta meta" y todo funciona, sin más, siempre. No.

En muchas ocasiones, "a la mesa le falta una pata (o dos)" y sin esa pata (o patas) es imposible que hagamos nada más. Por eso es fundamental resolver los obstáculos psicológicos y mentales que nos impiden ponernos en marcha y conseguir nuestras metas.

En el caso de Almudena (nombre ficticio), veo varios problemas.

Y, como es habitual en mis consejos, lo primero que haré será definir y relacionar sus problemas:

• Hace un trabajo que no le gusta y por ello no es feliz.
• Trabaja demasiadas horas.
• Teme iniciar unos nuevos estudios y un eventual cambio porque el trabajo que hace aunque no le gusta, le permite vivir y podría arriesgarse a quedarse sin nada.
• Con casi 38 años teme ser demasiado mayor para empezar una nueva carrera (filología inglesa o magisterio) y vida.

Resumiendo, estos son, en realidad, tres problemas universales que tarde, o temprano, nos afectan a todos en nuestra vida.

1. Infelicidad por no hacer lo que nos gustaría hacer.
2. Cansancio y agotamiento.
3. Miedo (a ser demasiado mayor, a perderlo todo, a no tener o conseguir nunca nada).


Una vez definidos los problemas, paso, a continuación a abordarlos e intentar solucionarlos.

Un erróneo concepto de felicidad y cómo cambiarlo

Se nos ha educado para pensar que debemos ser y estar siempre felices.

De hecho, la sociedad manda continuos mensajes a través de la publicidad y el entorno sobre lo que es la felicidad: unas vacaciones en el Caribe, un coche último modelo, un yate, estar de fiesta todo el día, o descansando, ser rico, tener un trabajo bien remunerado sin dar palo al agua; tener a la pareja ideal (sí, aquella que no existe), ser famoso e importante. (Aquí puedes añadir todas las demás fantasías que para ti sean la felicidad).

Al final, terminamos por pensar que si no tenemos todas estas cosas somos unos desgraciados y fracasados.

No nos paramos a pensar en que quizás ese mensaje de felicidad es totalmente falso ya que difícilmente pueden constituir todas esas metas la felicidad permanente en un mundo donde existen, entre otras cosas, la enfermedad, el hambre, la muerte, la guerra, la pobreza, la injusticia, la ignorancia y la necesidad de trabajar para sobrevivir.

Alguno podrá decir: "Pero yo conozco a Pepito que tiene mucho dinero, y una casa no sé dónde y viaja todo el tiempo donde le da la gana y es feliz."

Y yo diré, sí, posible. Esas personas existen. Pero, también estoy segura de que esas personas, si es que de verdad son felices, no lo son tanto por todo lo que tienen, como por la actitud con que se enfrentan a los problemas.

De hecho, también ocurre lo contrario, personas que a pesar de tenerlo todo son completamente infelices. Sí, porque seas rico o pobre, los problemas siguen existiendo, aunque con distinto nombre y disfraz.

Lo cierto es que la vida es precaria. Por ello, la felicidad no puede ser ni permanente ni omnipresente; es en realidad, un estado momentáneo. Y ha sido así desde que el hombre existe en la tierra.

Alguien podría argumentar que hemos avanzado mucho desde la época de las cavernas; y es verdad. En términos materiales hemos avanzado mucho, pero no por ello la vida ha dejado de ser precaria. ¿O no nos ponen las crisis (o las guerras, o las catástrofes naturales) en condiciones más semejantes al hombre de las cavernas?

La vida quiere constantemente que seas capaz de superar los problemas, que seas fuerte, que luches, que trabajes en equipo y que aguantes el tipo. No quiere que estés en un estado de felicidad permanente porque entonces, en el próximo "tsunami", no podrás salvarte.

Por eso también, lo primero que le pediría a Almudena (y a ti lector si estás en una situación parecida)  es que sustituya en su cabeza su concepto de felicidad permanente, por uno de felicidad momentánea.

Pongo ejemplos de felicidad momentánea (cada uno los puede adaptar a sus propios gustos):

1. Tomarse una cerveza con los amigos.
2. Ver una puesta de sol.
3. Escuchar un pájaro cantar.
4. Recibir un abrazo de un niño.
5. Aprobar un examen.
6. Dar o recibir un beso.
7. Comerse una trocito de jamón.
8. Pasar una tarde con una persona a quien quieres mucho.
9. Jugar al fútbol.
10. Pintar un cuadro.

Además, Almudena debe poner en práctica esta idea durante el día.

Por ejemplo, para ella un momento de felicidad puede ser "un cliente satisfecho que la felicita por la comida y el servicio del restaurante", "probar un nuevo plato que ha quedado delicioso", "comprarse algo nuevo con los beneficios";  en definitiva, pensar y disfrutar con cada detalle positivo que ocurre durante el día. Y, evitar pensar en lo negativo; como las muchas horas que está de pie trabajando, o que un plato no ha quedado bien; o que ha tenido algún problema con algún cliente.

Estos ejercicios no son nada fáciles de hacer porque conllevan un cambio de actitud. Pero, de eso hablaremos más adelante.

Por ahora, recuerda: piensa siempre en la felicidad momentánea; ese detalle que alegra tu vida por unos segundos y te permite seguir vivo. Cuando te vayas a dormir cada día, repasa todos esos momentos, apúntalos y recuérdalos. Durante el día hazle fotos a esos momentos, enmárcalos, enséñalos al mundo y siéntete orgullosa de tus logros.

¿Cómo combatir el agotamiento?

El segundo problema que he detectado es el agotamiento.

Al respecto, tengo que decir que hay dos tipos de agotamiento.

El agotamiento producido por hacer lo que nos gusta y el agotamiento producido por hacer lo que no nos gusta.

¿Es acaso igual estar agotado después de haber pasado toda una noche de juerga con los amigos, que estar agotado por haber estado trabajando durante 12 horas delante del ordenador o de pie en un restaurante?

No, por supuesto que no. El que está cansado por haber ido de juerga está feliz y, por tanto, no le importa estar exhausto; el otro se siente un desgraciado y cree que esta vida es miserable.

Por supuesto, no es posible cambiar de golpe y porrazo lo que hacemos para conseguir un agotamiento satisfactorio o agradable.

Pero, sí podemos hacer dos cosas para evitar sentirnos unos desgraciados.

Primero, no pensar que somos unos desgraciados por haber estado trabajando 12 horas de pie y, segundo, recrearnos continuamente en aquellos cortos momentos de felicidad momentánea que he relacionado más arriba y que están presentes a diario en nuestra vida.

¿Por qué creéis que yo dibujo todos los días algo, o intento hacer una foto? ¿Por qué tengo un segundo blog con esos dibujos y fotos? ¿Por que me dedico a coleccionar fotos de manualidades y similares en Pinterest?

Tras muchas y largas horas de trabajo, esa es mi manera sencilla de relajarme. La belleza está en todos los sitios, yo la busco y me recreo con ella.

Tú puedes tener otras aficiones que sean tu válvula de escape. El caso es que hagas aquello que libere esa frustración y esa sensación de cansancio estéril.

Más de alguno me dirá: no tengo tiempo. Y yo le diré: crea el tiempo.

Recuerda que es fundamental tener una válvula de escape. No se necesitan muchas horas. Mis dibujos no me ocupan más de 10-15 minutos. Tu hobby puede ser algo similar, un paseo de 20 minutos, una clase de yoga, algo de meditación, un partido de fútbol, una cerveza con los amigos.

No solo debes hacer algo que te guste, sino que debes sentir que estás siendo feliz en esos momentos.

Por último, cualquiera sea que lo hagas debes pensar en las metas largas y más universales, no en las cortas.

Me explico.

Si tú ves tu restaurante como una simple máquina de hacer "algo de dinero"; entiendo que pueda ser una pesadilla; pero si lo ves como un lugar donde das un gran servicio a la gente; o un negocio que posteriormente podrás vender y quizás montar otro que te satisfaga más o que te permitirá jubilarte holgadamente; o ganar mucho dinero (¿por qué no?) es mucho más llevadero.

Yo misma, cuando escribo este tipo de posts que me llevan varias horas (este post, por ejemplo, tiene unas 15 páginas y casi 4.000 palabras); no estoy pensando en los hits que voy a lograr; si no más bien en si puedo echar una mano a alguien porque eso es lo que realmente me da satisfacción. Si de paso, lo que escribo supone hits, bienvenidos sean. Pero si solo pensara en los hits, entonces, no podría escribir porque lo hits son sólo algo puntual que pueden llegar o no llegar, no una meta a largo plazo.

A mi, por otro lado -lo he dicho en otras ocasiones- "de mayor" me gustaría dedicarme a las manualidades y a pintar.

¿Supón que un día tengo suerte y la gente quiere comprar lo que yo hago?

Sería todo un éxito ¿verdad? Pero, vendría la parte desagradable; tendría que atender los pedidos, hacer paquetes, llevar una contabilidad, controlar los costes, pagar impuestos y si bajan las ventas, debería empezar a pensar en hacer más marketing, crear otras cosas, etc. Se acabó la diversión de crear por crear.

Todos, todos los trabajos al final tienen algo de monótonos y tienen partes desagradables (a veces muy desagradables); por eso es importante pensar en metas largas y universales; es decir, que no estén solo centradas en tu satisfacción en el momento. Si piensas así, el sacrificio diario cobra mucho más sentido; porque te sacrificas por una recompensa mucho más elevada que con algo de suerte se verá a largo plazo.

Resumiendo: Debes intentar paliar la sensación de agotamiento negativo haciendo pequeñas cosas durante el día que te den satisfacción y no pensando al final del día que eres un desgraciado porque trabajas mucho, o más que los demás. Por último, es muy importante ponerse metas a largo plazo que sean mucho más satisfactorias que lo que te puedas echar al bolsillo en un día.

Vamos ahora con el miedo.

¿Cómo evitar el miedo?

El miedo es un sentimiento universal. Tiene sentido que aparezca en situaciones de peligro, pero no de manera permanente porque es destructivo y paralizador.

Al contrario de lo que piensa Almudena (me dice que yo parezco no temer a nada), tengo que decir que paso continuamente mucho miedo, a veces, mucho más miedo de lo que desearía y es sano tener.

No obstante, sé cuál es la cura de este problema ya que siempre que analizo mi situación llego a la misma conclusión: el gran secreto está no en evitar el miedo por completo (algo prácticamente imposible), sino en manejarlo para que se convierta en algo productivo para ti.

Nuevamente, tengo que mencionar la importancia que tiene la actitud para resolver este problema.

Sí, porque para poder hacer que el miedo sea productivo debes de cambiar de actitud, en concreto, de forma de pensar y de encarar los problemas.

No fracasamos por la mala suerte, porque cometamos errores, porque nos traicionen, porque la vida sea injusta con nosotros.

Fracasamos porque nos damos por vencidos, incluso mucho antes de que lleguemos a fracasar realmente.

Pongo un ejemplo de actitud errónea.

Hace unos días estuve en un evento y me senté al lado de una amiga de una amiga mía. Resultó ser una persona tremendamente negativa.

Me estuvo contando un poco sobre su vida, y que quedé sorprendida de su capacidad para pintar todo de negro. Era una auténtica profesional de la desgracia ya que le daba igual lo que le dijeras; ella seguía convencida de que era infeliz y que hubiera preferido morir.

¿Tenía realmente razones para sentirse así de infeliz?

Había, sin duda, tenido una vida dura, pero realmente debería haberse sentido orgullosa de sus logros. Había sacado a su hijo adelante sola, el hijo tenía una buena carrera y ella seguía conservando un trabajo que aunque aborrecía, le daba de comer.

Su problema no era tanto un trabajo, o vida esclavizante (como ella la llamaba), como un problema de actitud. 

Al final de nuestra conversación, recuerdo que le dije algo así como:

"Mira, todos acabaremos muriéndonos tarde, temprano. Lo importante en este viaje es sacar el máximo provecho y disfrutar de lo que nos da la vida antes de ese momento."

Por tanto, recuerda Almudena, no es tanto el problema, como el enfoque que le das al problema.

Si te sientes infeliz, serás infeliz. Y, al contrario, si te sientes feliz, serás feliz.

En este contexto, te advierto que hay que tener mucho cuidado con los pensamientos ya que son verdaderas armas arrojadizas utilizadas contra nosotros mismos. Somos nosotros mismos los autores del guión de nuestra vida y a veces nos encanta escribir un guión negro.

Ahora, daré un ejemplo de lo contrario; de cómo una moral a prueba de fuego puede con todos los miedos: miedo al fracaso, miedo a ser demasiado mayor, miedo a no tener nada, o a perderlo todo.

Se trata de Martha Stewart. 

Esta mujer estadounidense creó un imperio con un negocio de decoración, manualidades y comidas. Tiene actualmente 71 años y sigue al pie del cañón.

Independientemente, de que te guste o no como personaje (hay quien la encontrará demasiado ambiciosa); lo que es cierto es que con el paso de los años ha demostrado como trabajando duro y teniendo los objetivos claros, puedes conseguir casi cualquier cosa y vencer todos los obstáculos.

Lo que me parece más increíble de Martha Stewart es su capacidad de surgir nuevamente de las cenizas como el ave fénix.

Cuento porqué.

Martha fue enviada a prisión durante 5 meses a la edad de 64 años por lucrarse con información privilegiada sobre acciones. Es decir, beneficiarse económicamente de una información sobre la compraventa de acciones de su negocio. Esto, en Estados Unidos, es un delito.  Cuando estaba en prisión se convirtió en una especie de líder y enseñó muchas cosas a las otras presas.

Cuando salió de prisión, y todo el mundo creía que ya se había hundido para siempre (la prensa estadounidense se volvió en su contra y le hicieron muchas críticas despiadadas), volvió a levantar el imperio. Además, escribió un libro en el cual describe cuáles son las reglas que sigue para alcanzar el éxito con el fin de animar a otras personas a hacer negocios.

El otro día miré su blog, y la vi rodeada de gente mucho más joven que ella, haciendo una infinidad de actividades. ¿Quieres comprobar por ti misma su vitalidad con 71 años? Mira las diapositivas de este post. 

38 años no son nada


¿Crees ahora que 38 años son demasiados para empezar una nueva carrera?

No, por supuesto que no, 38 años no son nada. Eso está solamente en tu cabeza. Lo que sí importa es la salud. Si estás bien de salud ¿por qué no?

Estoy segura que más de alguno pensará, pero Martha Stewart es diferente, tiene muchas más habilidades, más suerte, más dinero y es más guapa, por eso triunfa.

Y, yo le diré, evidentemente que Martha Stewart tiene muchas habilidades y quizás circunstancias favorables a su alrededor, pero hay infinidad de personas que tienen habilidades, circunstancias favorables a su alrededor, son guapas y tienen dinero, y sin embargo, fracasan en todo lo que se proponen.

¿Cuál es la gran diferencia?

La diferencia está en la actitud.

Martha triunfa porque se enfrenta positivamente a todos los obstáculos que se interponen en su camino. De lo contrario, no habría logrado reiniciar su negocio después de salir de la cárcel.

No pretendo decir a Almudena, ni a todos aquellos que estén en una situación similar, que se convierta en Martha Stewart; solo pretendo demostrarle la importancia de la actitud para resolver los obstáculos que nos presenta la vida.

Cambiar de actitud no es fácil, pero si hasta un gato puede hacerlo, tú también puedes hacerlo.

Aquí van mis consejos.

Cómo cambiar de actitud para superar el miedo y el fracaso

Hay tres pensamientos claves para cambiar de actitud y controlar el miedo.

1. Toda desgracia esconde una enseñanza de valor

El primero es pensar cada vez que te ocurra algo malo, la vida te está regalando una enseñanza.  Si aparece el fracaso en tu vida: pierdes algo, o a alguien; o no logras conseguir lo que quieres, busca la enseñanza que hay detrás de esa desgracia (o fracaso) y crea con ella algo valioso aunque solo sea para ti misma.

¿De dónde crees tú que sale este blog y sus consejos?  ¿De mi relajada vida en mi mansión de Malibú con cientos de criados atendiendo mis deseos?

No, Almudena. Sale de todos los momentos difíciles que yo he experimentado en mi vida; de mis fracasos y de mis frustraciones; muy similares a lo de otros millones de seres humanos que intentan sobrevivir cada día.

La felicidad no crea nada; solo se recrea en si misma; la desgracia y el fracaso, en cambio, si no te matan, crean infinidad de bienes, tanginbles e intangibles. Búscalos, reconócelos, y disfrútalos. Son tu recompensa.

¡Cuidado! No estoy diciendo que tengas que ser infeliz para sacar algo positivo en la vida. No.

Estoy diciendo que ya que todos pasamos y vamos a pasar por momentos difíciles en nuestra vida, siempre merece mucho más la pena sacar la enseñanza que nos dan esos momentos amargos, que considerarlos completamente estériles.

2. Quien no conoce la desgracia no aprecia la gracia de la vida

Recuerdo, cuatro, o cinco, momentos realmente felices de mi vida.

Uno de ellos cuando una amiga me invitó a Tenerife a pasar unos días tras haber perdido mi empleo de abogado por un ERE.

Los meses previos al ERE, la vida en mi empresa había sido un auténtico infierno para todos los empleados: terror a perderlo todo, traiciones, injusticias, estrés incontrolable.

Pues bien, cuando llegué a Tenerife me sentí como en un auténtico paraíso. Cualquier cosa que hacíamos me parecía un auténtico placer: el mar, las olas, las brisa marina, la comida. Ese viaje ha sido probablemente uno de los más satisfactorios de toda mi vida.

Luego, he vuelto en varias ocasiones a Tenerife, y lo he pasado estupendamente, pero nunca, nunca he vuelto a tener la misma sensación de éxtasis de aquella vez, sobre todo, por el contraste entre lo mal que lo había pasado antes, y lo bien que estaba después.

Lo que quiero decir es que solo se reconoce lo que se tiene cuando antes no se ha tenido, o se ha tenido y se ha perdido.

Por tanto, Almudena, no es ninguna desgracia que no hayas podido estudiar Magisterio o Filología inglesa, o hacer lo que realmente te gusta hasta ahora.

Por el contrario, si finalmente haces lo que quieres, será para ti algo muy deseado y valorado precisamente porque sabes y has sentido lo que significa no poder hacer lo que realmente te gusta.

3. Aprender a disfrutar con pequeños momentos

Esta forma de pensar ya la he mencionado más arriba cuando he hablado de aquellos cortos momentos en la vida en que somos felices. Insisto, en este punto, en que debemos buscar y recrearnos con todas aquellas situaciones que nos permiten vivir y disfrutar más de la vida.

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¿Por qué razón he hablado de todo estos temas relacionados con la actitud ante la vida antes de dar contestación a la pregunta de Almudena?

Muy sencillo. Si Almudena no tiene la actitud correcta, seguirá siendo igual de infeliz aunque consiga ser profesora de inglés.

¿Recuerdas que he dicho que los problemas cambian, pero no desaparecen nunca?

Igual ocurre con tu profesión soñada. 

Me puedo hasta imaginar lo que piensa Almudena sobre ser profesora de inglés. Quizás me equivoque, pero creo que es más, o menos, esto:

"Un trabajo de pocas horas, no muy bien pagado, pero con un sueldo fijo haciendo lo que realmente te gusta."

La realidad es mucho más cruda; porque -como he dicho más arriba- todo trabajo tiene siempre una parte desagradable, a veces muy desagradable.

En el caso de ser profesor, no son las 12 horas de pie en un restaurante atendiendo clientes. Son las dificultades para encontrar trabajo (casi no se convocan plazas); y una vez que consigues un trabajo, los conflictos dentro de la institución con los otros profesores, los directores y alumnos (que a veces pueden ser un auténtica pesadilla). Finalmente, también es un gran escollo el que toda tu vida dependa de las decisiones de una sola persona, sobre todo en la enseñanza privada. Explico porqué.

En el restaurante dependes de los clientes, pero tú tienes el control. Haces algo mal con un cliente, y puedes recuperarte haciéndolo bien para otro cliente. Pero en un colegio, o cualquier otro tipo de institución de enseñanza, dependes de un director o jefe de personal. No le agradas, cometes un error, le empiezas a caer mal y estás fuera y sin trabajo.

No se trata de desanimar a Almudena, si no de que encare la realidad. No hay una situación ni profesión idílica. Ninguna.

La vida es así, precaria, inestable, dura, arriesgada y solo depende de nosotros el aprender a lidiar con ella.

En este contexto, respondo a la pregunta concreta de Almudena.

¿Debería aguantar, y mientras tanto estudiar algo por mi cuenta?

Deberías aprender, sobre todo, a lidiar con la adversidad.

Si te crees que porque te dediques a otra cosa, vas a escapar de las dificultades o que esas dificultades serán menores o más llevaderas, te diré que te equivocas.

Todo lo que no podemos alcanzar nos parece idílico, como una isla en el Caribe. Pero, cuando finalmente alcanzas tu ansiada meta; llegas a tu propia isla en el Caribe, resulta que descubres que también hay piratas, que la gente se muere, que hay hambre y enfermedad justo detrás del hotel de lujo donde te alojas; que el agua un poco más allá de la costa donde estás tumbado tomando plácidamente el sol, está infestada de tiburones.

Por tanto, te pido que desarrolles esa capacidad que tienen los gatos de caer siempre de pie. Si no eres capaz de desarrollar esa capacidad, cada vez que te caigas te darás de bruces contra el suelo, y te sentirás triste y amargada. Y esa tristeza y amargura te impedirá lograr lo que realmente quieres lograr.

Cuando, ya tengas más claro que puedes enfrentarte a los problemas de forma positiva, ponte a estudiar lo que te apetezca y haz lo que te apetezca, ya que los problemas son como la energía, no desaparecen nunca, solo se transforman.

Finalmente, recuerda siempre que lo importante es la meta a largo plazo y más universal porque será esa meta la que te ayude a superar todos los obstáculos puntuales, y te permitirá escribir un fantástico guión para tu vida.
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